Review: Linkin Park – One More Light. «Identidad perdida»
Álbum: «One More Light»
Lanzamiento: 19 de Mayo del 2017
País: Estados Unidos
Duración: 35 minutos
Discográfica: Warner Bros. Records
Género: Pop, Pop Rock, Rap.
Uno de los procesos más difíciles para las agrupaciones es poder volverse relevante con los años, muchas bandas que gozaron de un éxito rotundo en sus inicios han sido rápidamente olvidadas, y como claramente es un destino que nadie querría, muchos grupos hacen todo lo que pueden para seguir siendo importantes para las masas. Si fuiste un joven durante los 2000’s es casi imposible que no hayas escuchado al menos una canción de los estadounidenses de Linkin Park, una banda de nu metal que en su mejor momento tuvo al mundo a sus pies con constantes éxitos del género, pero que con el pasar de los años ha estado más y más desequilibrada en material.
Siendo honesto, a pesar de los altos y bajos de la banda, sí disfrute mucho su álbum previo: «The Hunting Party», no porque fuera «más rockero y rudo», sino más bien porque dada la originalidad del concepto que si bien no era demoledor, se sentían refrescantes los diversos estilos que pudieron ahondar invitando incluso a Tom Morello y Daron Malakian, dejando una marca que incluso podía diferenciar al disco de sus primeros trabajos. Sintiéndose más diferente dado que los anteriores discos a ese habían sido una constante experimentación con la electrónica y el pop. Con esa sorpresa de contexto, resulta mucho más decepcionante la llegada de un álbum como «One More Light».
Antes que todo, al igual que en mi reseña de «Divide», debo anticipar que el vuelco al pop y la electrónica no es algo necesariamente malo, Tame Impala experimentó con eso en su disco «Currents«, con resultados más que positivos. La diferencia radica en que los australianos usaron su estilo para adornar el sonido pop con el que estaban experimentando, dando como resultado un vértice a su misma forma, cosa que Linkin Park no hace para nada.
Nada en todo este disco advierte una señal del sonido que ha caracterizado a los estadounidenses, y con eso no me refiero a que tengan que necesariamente volver a las guitarras distorsionadas y a los gritos intensos, sino más bien que en «One More Light« pareciera que hubieran desechado toda su carrera para comenzar de nuevo. Casi como un borrón y cuenta nueva, solo que adoptando una identidad robada de mejores y más populares músicos.
Pareciera que después de la publicación de «Blurryface« todos creyeran que es fácil hacer pop, rap, música alternativa y salirse con la suya. Para el infortunio de Linkin Park esta realidad no podría ser más falsa, ya que desde el primer instante en que «Nobody Can Save Me« empieza a sonar notamos que algo está fuera de lugar. El primer adelanto del disco: «Heavy» es un fiel reflejo del sonido que este disco intenta emular, cargándose de mezclas procesadas y de progresiones recicladas que ya hemos escuchado una y otra vez en la radio.
No quiero pensar que es así, pero las bajas ventas de «The Hunting Party», me hacen creer que la razón de este cambio radical estaba directamente relacionada con las intenciones de la banda por seguir siendo un grupo relevante para las radios y el público popular. Poco en este disco es sorprendente, es tan olvidable que llega a ser doloroso, y es difícilmente un álbum que requiera ser escuchado completamente, al ser simplemente un par de temas los con el potencial de convertirse en éxitos, haciendo de la larga duración un desperdicio de tiempo.
Canciones como «Sorry for Now» y «Halfway Right» son el ejemplo de partes que no añaden nada nuevo a la parrilla, siendo dolorosamente poco memorables e incluso molestas dado su repetitivo ritmo y melodías básicas. Son probablemente la muestra más triste de lo plano y del montón que es este disco, no sintiéndose recordable en ningún ámbito y ni siquiera siendo entretenidos como productos independientes.
Por otro lado temas como «Good Goodbye» y «Battle Symphony« tienen ritmos relativamente pegajosos, pero uno puede notar que fueron compuestas con la pura intención de ser tarareadas, no teniendo el carisma que muchos de los artistas del género que llevan años reinventándose han desarrollado tan meticulosamente, lo que abre la pregunta ¿por qué escucharía a Linkin Park cuando el último disco de Beyoncé es tan bueno?
Entonces la guerra no solo está perdida contra los fanáticos acérrimos del género clásico del grupo, sino que además tienen una dura batalla contra aquellos escuchas que bien podrían escoger cualquier mejor producto que el mercado popero tiene para ofrecer. La falta de un verdadero rostro en la música le quita la capacidad de ser disfrutable incluso de forma casual ya que como planteé previamente ¿por qué debería preferir este álbum contra cualquier mejor producto de la industria popular?
Lo único que se me puede ocurrir es que este disco sea del gusto de aquellos fanáticos de los estadounidenses que amarán todo lo que salga de las manos de la agrupación, independiente de su calidad. A lo que debo agregar que muchos de ellos han intentado defender con dientes y garras el nuevo estilo de la banda bajo la etiqueta «están evolucionando«, la problemática es que esa consigna carece de valor cuando el producto final es una amalgama de canciones sin alma. Sin contar el hecho de que ser fanático de una banda no significa que tengas que aceptar cada locura que haga.
En temas técnicos, es poco lo rescatable, la musicalización es muy estándar, recurriendo a progresiones cliché. El bajo en general suena bien, pero no sale de lo básico al armonizar en ritmos y líneas bastante simples. Creo que en algún momento hay uso de guitarras en el álbum, pero quedan muy reducidas bajo la implementación de sintetizadores, los cuales debo admitir que sí logran sonar bien dentro de lo que se intenta hacer. El ritmo de la batería es de lo más sacrificable, ya que no logra ser lo suficientemente hipnotizante como par decir que da un buen trabajo.
Dentro de todo, debo destacar que los vocalistas del grupo: Chester Bennington y Mike Shinoda, no son una debilidad notable en el disco, lo cual, considerando lo gastada de la voz del primero, es un gran logro. Pienso que Bennington ha entendido que su voz no es lo que solía hacer y en vista de eso no la somete a más de lo que puede. Lo que sí es que hubo momentos en que me resultó molesto como descaradamente procesaban sus voces para que sonaran mejor de lo que probablemente eran, pero no está a un nivel suficiente como para ser irritante.
Por otro lado, las letras son quizá el punto más rescatable del álbum, no siendo nada magistral, a ratos me dieron la impresión que había algo de sinceridad dentro de todo este fallido espectáculo musical. A lo que debo agregar que en momentos como «One More Light«, es donde sentí que la banda hizo su mejor trabajo, siendo honestamente emotivos.
Al final del día, el crimen de Linkin Park es tratar de hacer música que evidentemente no manejan, dando como resultado un producto que cruza el punto de la mediocridad volviéndose notoriamente olvidable y casi insultante cuando se piensa en lo desesperada que la banda se ve por ser reconocida por lo que hacen actualmente, en lugar de abrazar su carrera como un todo. Este trabajo es una muestra de identidad perdida, una banda sin rumbo, sin dirección, intentando hacer lo que está a su disposición para que se siga hablando de ellos, pero no poniendo el suficiente esfuerzo como para ganárselo.
Especial Atención a: «Talking to Myself«, «One More Light».
Nota: 3.5/10
Tracklist:
- Nobody Can Save Me – 3:45
- Good Goodbye (featuring Pusha T and Stormzy) – 3:31
- Talking to Myself – 3:51
- Battle Symphony – 3:36
- Invisible – 3:34
- Heavy (featuring Kiiara) – 2:49
- Sorry for Now – 3:23
- Halfway Right – 3:37
- One More Light – 4:15
- Sharp Edges – 2:58