Mi Manifiesto por la Ciencia: ¿Por cuál Ciencia marchamos el 14 de Abril?

Por Gustavo Pérez Gutiérrez

Debido a su contexto político actual, hace 1 año en Estados Unidos se originó las primera gran marcha por la Ciencia, esto porque los tomadores de decisiones le dieron la espalda a la ciencia, restringiendo el desarrollo científico y negando evidencia científica al momento de construir políticas públicas.

Me gusta definir la ciencia como una actividad humana nacida de la curiosidad, porque me permite no olvidar que, como tal, está permeada por un contexto histórico, político, social y cultural. Se suma que la investigación científica no es un hito individual, sino que es un proceso colectivo que queda bien resumido en la frase “a hombros de gigantes”. La definición anterior entra en conflicto con una sociedad como la chilena, enmarcada en un sistema neoliberal, donde se destaca el valor de la competencia y de lo individual. Así se entiende que la ciencia es importante para ser un país desarrollado, pero sólo por su impacto en el desarrollo productivo, olvidando su incidencia en otras dimensiones tanto culturales, educacionales o en la cotidianidad misma.

Hoy en la investigación científica tenemos una feroz competencia por fondos concursables cada vez más escasos, dónde se le exige a la investigación “ser útil”, lo que en el trasfondo quiere decir que sea productiva, y así conceptos como “innovación” se han agregado a la discusión en el desarrollo científico. El Ministerio de Ciencias, anhelo de muchas y muchos, terminó siendo transformado en “Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación”, obviando el hecho de que las iniciativas de innovación ya son llevadas a cabo por CORFO (Ministerio de Economía), y cuyo presupuesto duplica el presupuesto de CONICYT. Para coronar la situación, el proyecto de ministerio quedó entrampado por un conflicto respecto a patentes, dejando plazos inciertos para que se materialice tan importante proyecto.

Aterrizando a escala local, el proyecto CORFO Ingeniería 2030 que podríamos catalogar de “ciencia productiva” tiene más de 5000 millones de pesos invertidos en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. Así, tenemos muchas iniciativas relacionadas con la innovación y transferencia tecnológica. En cambio, los pequeños departamentos de ciencias en la facultad subsisten gracias a los peajes que se cobran a los mismos proyectos FONDECYT, con alumnos compitiendo por las escasas becas CONICYT y con profesores haciendo malabares para intentar financiar la máxima cantidad de alumnos con sus proyectos, que muchas veces es insuficiente.

El peligro de sólo desarrollar la “ciencia productiva”, es que generamos un desarrollo vacío. Las personas tienen acceso a bienes y servicios, pero no tienen idea de cómo funcionan. Personas sin capacidad crítica son caldo de cultivo para la llamada post-verdad y así se produce el resurgimiento de terraplanistas o de movimientos anti vacunas que son un gran problema de salud pública, produce políticos que niegan la evidencia científica y se cierran a su ideología, muchas veces arcaica y sin fundamentos. La frase “El conocimiento es poder” ya no aplica cuando tenemos al hombre “más poderoso del mundo” negando el cambio climático, negando el conocimiento.

Finalmente, la marcha por la Ciencia y el Conocimiento del próximo sábado 14 de Abril es más que una marcha con académicos pidiendo recursos para sus propios proyectos, es la oportunidad de tomar el camino para la transformación política, cultural y social que permitirán un Chile más democrático, justo y sustentable, capaz de enfrentar los desafíos del futuro.

 

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