Lollapalooza 2016: Larga Vida a la Música Indie – Día 2

Seguimos en este viaje que fue el Lollapalooza, cómo mencioné en la nota anterior, el sábado no fue un día especialmente hecho para mí, sin embargo, el domingo me llegaba como anillo al dedo, su cartel principal consistía netamente en rock alternativo, indie rock, indie folk e incluso punk rock, estaba hecho para mí.

Este día no planeaba llegar tan temprano, lo cual fue hermoso pues me permitió dormir más, descansar y recuperar toda la energía que el sábado me había quitado. Ingenuamente pensé que por llegar más tarde no habría tanta gente, pero no fue así para nada, sin embargo al igual que el sábado, la suerte me sonrió a la hora de la entrada, un guardia me dejó pasar por la entrada para la gente «sin mochila», lo que me hizo pensar que si de verdad ayudaba en algo el tener separada a la gente que portaba una con la que no, pero en fin, a las 14:15 me vi dentro del Parque O’Higgins, y a esa hora justo empezaba mi primera parada, lamentablemente esta era en el Teatro la Cúpula, así que tuve que apurarme para no perdérmelos.

Planeta No

Foto por: Cristóbal Sepúlveda Cobo
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

Al igual que el sábado, mi primera banda de la lista eran unos chilenos, pero a diferencia del día anterior, ellos eran los únicos nacionales que tenía programado ver. Planeta No es una banda de indie pop que nunca había tenido la oportunidad de ver en vivo antes, son bastante nuevos, tienen solo un disco llamado «Odio» el cual publicaron el 2015 (y del cual por cierto también hablé en mi lista de los 15 discos chilenos del 2015 que deben escuchar).

Lo genial del Teatro la Cúpula es que da una gran sensación de intimidad para los grupos que no son tan masivos, a ratos se siente como una tocata, por lo mismo cualquier lugar me daba una buena vista del grupo, no planeaba saltar tanto porque quería ahorrarme para el resto del día.

Su show fue muy entretenido, especialmente gracias a su vocalista Gonzalo García, que con un poco más de tiempo predigo que será un gran frontman, por el momento y en las dimensiones del grupo hace un trabajo excelente, el resto de la banda no sentí que flaqueara en ningún momento, cada integrante dio lo mejor de sí para dar un producto que por lo demás, sonó bien bien, además durante la presentación exhibieron muchos elementos de la cultura japonesa, tales como Godzilla, Mothra y chicas procedentes de algún animé (o como diría una tía «monas chinas»).

Terminando el show con «Sol a Sol», una de sus canciones más exitosas del momento, decidí irme de la Cúpula al Escenario 2 para ver mi siguiente parada. El día sábado lo viví prácticamente solo, pero este día me puse de acuerdo con un amigo y nos juntamos al lado del escenario.

Twenty One Pilots

Foto por: Cristóbal Sepúlveda Cobo
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

A las 15:15 partió el show de los Twenty One Pilots, y esta era por lejos una de las presentaciones que más ansiaba, su último disco lanzado el 2015: «Blurryface», es una joyita que no ha recibido la atención que merece.

El duo partió con todo con «Heavydirtysoul» y «Stressed Out», debido a los elementos de rap y electrónica que mezclan con la música alternativa, las manos alzadas estuvieron presentes durante la mayor parte del show. El desplante escénico fue grandioso, de los dos integrantes por igual, lo cual es decir mucho considerando que uno es el baterista, pero cada vez que lo veía, sentía que estaba entregando la vida con cada golpe que daba a la caja, la pasión estaba allí.

Tyler Joseph, el vocalista, sabe manejar al público de una espectacular manera, no hubo segundo en que la gente se quedara quieta, pues su interacciones con los espectadores nos hacía sentir como si estuviéramos junto a ellos en el escenario, gran momento se vivió en «We Don’t Believe What’s On TV» cuando el vocalista nos dio instrucción de que a la cuenta de tres gritáramos un sonoro «yeah yeah yeah».

Ningún momento débil hubo en toda la presentación, todo se oía excelente incluso cuando yo no me encontraba tan cerca del frente, no pude evitar corear cada uno de los temas y ya llegando al final con mi canción favorita de ellos «Car Radio», junto a los presentes di todo lo que tenía para hacer de esa experiencia lo mejor posible. Como anécdota, al empezar la canción un fan trató de acercarse a los chicos, pero los guardias lo trataron de contener, y digo «trataron» porque necesitaron como 4 o 5 para detenerlo, lo que hace la adrenalina…

Sin lugar a dudas ya finalizado pude considerar a Twenty One Pilots como una de las mejores bandas del festival, apenas segundos de que el Escenario 2 dejó de emitir sonido, el Escenario 1 empezó a hacerlo, oyendo eso, junto a mi amigo, al que llamaré de ahora en adelante Campitos, corrimos en dirección a este. Sin embargo, como él estaba muy cansado quedamos de vernos de nuevo luego que terminara la presentación.

Bad Religion

Foto por: Cristóbal Sepúlveda Cobo
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

Apenas marcaron las 16:15 y Bad Religion partió con «Fuck You», tema de su último disco que lamentablemente solo pude escuchar de él, pero una vez integrado en la multitud «21st Century (Digital Boy)», un clásico de la banda, me permitió acercarme más llegando a meros metros del escenario.

Probablemente los californianos han sido el grupo más polémico en pisar el festival, pues debido a la mala reputación que ha ganado el público de este en los últimos años, se ponía en cuestión si iban a haber verdaderos fans escuchándolos en esta ocasión. Sin embargo, toda duda que tenía quedó clara cuando al estar tan cerca de la banda la gente a mi alrededor no dio tregua con ninguna canción. Fácilmente me podría declarar un fanático de Bad Religion, por lo que junto a los espectadores no nos detuvimos en ningún momento, incluso contra mi voluntad, en varios momento el cansancio estuvo a punto de ganar, pero escuchar temón tras temón del grupo me hizo recuperar fuerzas para seguir y seguir, entre «Supersonic», «Prove It» y «Can’t Stop It» quedé demolido, pero entonces un guardia (al cual llamaré «el mejor hombre sobre la tierra») hizo la cosa más bondadosa que alguien podría hacer en un momento así, ME REGALÓ UNA BOTELLA CON AGUA, no todos los héroes visten una capa.

Los temas de Bad Religion no son largos, la mayoría dura menos de dos minutos, y el silencio entre canciones era practicamente nulo, solo se detenían para reconocer lo mucho que les gustaba estar ahí y poder volver a tocar en Chile, Greg Griffin podrá tener una pinta de papá que no se la quita nadie, pero a su edad todavía tiene una gran voz, y el grupo hace un gran trabajo igualmente, en especial cuando se considera que es una banda que perfectamente podría sonar como «puro ruido», musicalmente dieron la talla a la reputación que los precede.

Ya al final, los éxitos indiscutibles del grupo se fueron asomando, tales como «Los Angeles Is Burning», «Punk Rock Song» y «You», en varios momentos me uní al mosh, el cual siendo realista, probablemente no se compare al que se formaría de ser en otro recinto y con otros fans, pero se disfrutó igual y eso es lo que importa, ¿no?

Un favorito personal: «Fuck Armageddon… This Is Hell» me dejó sin voz, POR LA CHUCHA QUE ES BUENO ESE TEMA WEÓN. Luego vino «Infected», que se disfruto en igual magnitud, porque por la mierda, es un clásico. Finalmente se despidieron con «American Jesus» y una vez terminado el show me arrepentí de no haber visto a este gran grupo antes, lo que hizo grande a Bad Religion todavía lo tienen.

Al terminar fui al punto en que había quedado de juntarme con Campitos, y con todos los huesos molidos decidimos escuchar a Alabama Shakes desde lejitos sentados en el pasto.

Alabama Shakes

(Foto: Cristóbal Sepúlveda)
(Foto: Cristóbal Sepúlveda)

A las 17:15 partió Alabama Shakes, también uno de mis más esperados de la parrilla de bandas, especialmente porque venían tocando su último disco «Sound & Color» que es una tremenda producción, así que las expectativas eran altas.

Partieron con una especie de introducción y luego con un temón de su último disco: «Future People», sabía que se venía bueno. La vocalista Brittany Howard tiene una voz digna de Aretha Franklin, James Brown u otra leyenda del soul, lo cual es curioso cuando se piensa que esa gran capacidad la usa como interprete de una banda de rock alternativo y blues rock, además tocaba la guitarra rítmica y lograba hacer ambas cosas con una sincronización no menor de aplausos, el guitarrista Heath Frogg también demostró su gran talento, pues si bien los arreglos del grupo no son partituras de Beethoven, demuestran tanto creatividad como una capacidad interpretativa que en vivo se siente más potente de lo que podría ser.

Gran mención le doy al sonido de la banda como un todo, cada instrumento tomo la posesión que debía y al sonidista le doy un gran aplauso por hacer un trabajo excelente haciendo que todo se escuchara impecable.

Recorriendo temas de su debut como «Rise to the Sun», «Hang Loose» y otras canciones nuevas como «Miss You» y «The Greatest», se ahorraron para casi el final dos de publicaciones más exitosas: «Hold On», que con Campitos cuando escuchamos los primeros acordes sentimos la necesidad de acercarnos un poco más porque vaya que es buena esa canción, para como penúltima canción interpretar «Don’t Wanna Fight», la primera canción que escuché de ellos y probablemente una de las mejores publicadas el año pasado.

Al final cerraron con «Gimme All Your Love» y con eso de fondo y las energías repuestas decidimos ir al Escenario 1 a escuchar al vocalista de The Killers hacer su debut solista en nuestro país.

Brandon Flowers

Washeto rico. (Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)
Washeto rico #FullHomo. (Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

A las 18:15 inició el show de Brandon Flowers, y de haber sido distintas las circunstancias habría estado en el pasto escuchando a Snoop Dogg o viendo a otro artista, pero la cosa fue como fue y el norteamericano pisó tierra chilena por quinta vez, solo que esta vez sin su banda.

A diferencia de Albert Hammond Jr, Flowers partió de lleno con un éxito del grupo que le dio su fama: «Human», canción que automáticamente hizo que todos los presentes saltaran y corearan el tema, luego le siguieron canciones de su carrera solista tales como «Can’t Deny My Love» y «Crossfire», siendo esta última una de sus más exitosas.

Si bien acá se repitió un poco lo sucedido con el guitarrista de The Strokes el día anterior, respecto a que la mayoría esperaba más temas de las bandas a las que pertenecían que los suyos propios, el carisma de Brandon Flowers y su capacidad como frontman hizo que los espectadores siguieran el show con energía.

A mitad de su presentación llegó otro regalo de The Killers: «Jenny Was a Friend of Mine», el cual versionó con un ritmo más calmado que de no haber sido por su característico bajo y el ritmo de la voz, probablemente no hubiera reconocido. Personalmente aprecié que por un lado no viviera de los éxitos del grupo al que pertenece, y que por otro lado cuando tocara estos lo hiciera dándoles otro giro, ya que, bueno, si quieres escuchar a The Killers, escucha a The Killers.

Con «Diggin’ Up the Heart» Flowers admitió «es una canción que amo, espero ustedes también la amen«, lo cual animó al público a seguirla, el desplante escénico del norteamericano son años de experiencia que se han desarrollado de forma excelente. Luego vino «Read My Mind», otro éxito de The Killers que nos hizo cantar con especial pasión.

Al llegar a «Still Want You» ocurrió algo tragicómico, en una momento en medio de la canción, en lugar de cantar las partes del coro en que repite el nombre del tema, dejó que el público lo hiciera, me gustaría saber como se escuchó eso en una transmisión, porque desde donde yo estaba se sintió como que solo un puñado de personas (incluyéndome por su puesto, fan de cartón nunca) hizo lo que el vocalista esperaba, lamentable igual. De todas formas llegando al final cantó en español una parte de la canción con un carisma que era casi tierno, entre versos el mismo se rió.

Obvio que tenía que terminar como empezó, con un éxito de The Killers, y no cualquiera, si no que el más grande éxito del grupo: «Mr. Brightside», en una versión que difería mucho de la original, pero que no evitó que los espectadores diéramos todo cantando y acompañando hasta el último suspiro del vocalista.

La banda de Brandon Flowers se notaba que era músicos muy profesionales, ningún detalle malo en materia de interpretación, lo único que acoto es que al igual que con Hammond, probablemente a estos músicos les hubiera convenido más venir con un show aparte, para de esa forma tener a verdaderos fans de su trabajo solista, y no solo a curiosos que los conocían por la fama que los precedía. En cualquier caso, gran show.

Ya saliendo del público, con Campitos corrimos a la velocidad de la luz al Escenario 2, porque primero, no queríamos quedar a la chucha del escenario, y segundo, se venía Noel Gallagher.

Noel Gallagher’s High Flying Birds

(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

Los que me conocen probablemente saben que a los hermanos Gallagher les tengo un resentimiento enorme, más que todo por su apatía como seres humanos y su capacidad de pelearse con todo ser viviente existente y capaz de dirigirles la palabra, sin embargo, a diferencia de Liam, Noel es un genio indiscutible de la composición, no por nada su salida de Oasis significó la separación de este, él era el cerebro detrás del grupo y sigue siendo un gran compositor, por lo que fuera de lo que opine de Noel como persona, lo admiro mucho por su trabajo como compositor e intérprete.

A las 19:15 debía partir el show, pero adivinen qué, EL WEÓN PARTIÓ A LAS 19:30, el que dijo que los ingleses eran puntuales era un puto mentiroso (SÍ, TE ESTOY HABLANDO A TI MUSE). Al partir llegó sin decir nada y empezó de lleno con un tema de su primer disco solista «Everybody’s On the Run», a diferencia de los solistas que vi antes, a Noel el público le tiene un cariño extra a su carrera en solitario, por lo que desde el inicio se vio que los presentes iban a escuchar al músico, no a la banda que lo precedió.

Presentando su último disco «Chasing Yesterday», publicado el 2015, siguió el show con canciones precedentes de esa producción, «In the Heat of the Moment» es especialmente buena, gran mención le hago porque es una prueba que el músico tiene una chispa que todavía no se ha apagado para que sus canciones tengan materia de éxitos. Noel no ha perdido nada de lo que lo hizo grande en algún momento, me gustaría sí que volviera a la guitarra líder, cantar no lo hace mal, pero definitivamente es mejor guitarrista que vocalista, y como hay canciones donde no puede hacer ambas cosas, prefiere la guitarra rítmica a la líder. En cualquier caso sus High Flying Bird son una banda que sigue el trabajo del inglés con gran calidad.

La canción «The Death of You and Me» es una de mis favoritas de él, por lo que cuando la tocó no extrañé para nada las canciones de Oasis que hasta ese momento no había tocado. Luego dijo «el siguiente tema va dedicado a todos los fans de Oasis que hay alrededor del mundo» para en seguida tocar «You Know We Can’t Go Back», I see what you did there, irónicamente luego llegó uno de los mejores momentos de todo el festival, Noel dijo que la siguiente canción se la dedicaba a la luna y tocó nada más ni nada menos que «Champagne Supernova», la mejor canción de Oasis, LO DIJE, su interpretación fue tan sincera que todos al escuchar las primeras palabras del primer verso nos vimos en una obligación moral de acompañarlo hasta quedarnos sin voz.

Siguieron más canciones de Oasis: «Half the World Away» y «Listen Up», quizás no las más conocidas del grupo, pero querían a Oasis, tienen a Oasis, entre canciones suyas y del grupo, el show continuó hasta un tema que no me esperaba para nada, especialmente porque pensé que eran el paralelo de «Creep» para Thom Yorke: «Wonderwall», que manera de escuchar a miles de personas entonar con igual energía un coro que es tan parte de la cultura popular que es casi imposible no conocerlo.

Antes de terminar tocó un tema de su debut solista: «AKA… What a Life!», para al final empezar a tocar lo que parecía ser un cover de «Imagine», ah no, es «Don’t Look Back in Anger», en cualquier caso, gran canción para finalizar un show, con todos usando su último aliento, si no había quedado afónico antes, después de este espectáculo era difícil no estarlo.

Con un show de una hora que debió ser de una hora un cuarto se retiró, todos los espectadores nos fuimos satisfechos con una presentación a la talla de un artista con más de 20 años de historia.

Como entre los dos cabezas de cartel mi mente estaba en Florence, a Mumford & Sons decidimos verlos de lejitos y recuperar un poco la voz y la sensación que las piernas todavía podían moverse, por un momento pensé que no aguantaría hasta lo que quedaba del día, pero tenía que hacerlo.

Mumford & Sons

(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

A las 20:30 los norteamericanos partieron con su presentación la cual venían haciendo a propósito de su último disco: «Wilder Mind», una producción muy distinta a sus dos primeros discos, ya que estos tenían un estilo de indie folk, mientras que el último se caracterizó por tener un sonido más pop rock e indie rock, muchos catalogaron a la banda de haberse vendido a lo mainstrem y de haber traicionado sus raíces musicales, pero en lo personal a mí me gustó mucho ese disco, por lo que estaba ansioso de ver en vivo al grupo. Lo que sí siempre puse en duda es si merecían ser cabezas de cartel, son un gran grupo y todo, pero no sé si lo suficiente para esta arriba de Noel Gallagher o Tame Impala, en cualquier caso las cosas pasaron como pasaron así que me vi ya de noche y de lejos viendo al grupo dar lo mejor de sí.

Primero que todo: sonido, impecable, tanto por parte de los músicos como por la ecualización, en general fue un día en que el sonido no fue un problema, pero estos locos se pasaron, partieron con «Snake Eyes», una canción de su último disco que da señal de toda la onda indie rockera hipster que caracterizó esta última producción, la gente se mostraba energética y parecía que la hora y media que se venía, se venía en serio.

Luego casi radicalmente cambiando de sonido tocaron «Little Lion Man», un gran tema de su debut con un coro que es tan pegadizo que a pesar de encontrarme de lejos, no pude evitar corear queriendo tener energías para estar junto a la gente que debía de estar pasándolo excelente. Entre canciones nuevas y antiguas el show siguió sin dar tregua.

Algo que caracteriza al grupo es que dentro de sus temas más folk hacen uso de instrumentos como el contrabajo o el banjo, además de arreglos de cuerdas que en vivo suenan realmente bien, en canciones más relajadas como «Below My Feet» y «Awake My Soul» lograron hipnotizar al público, y luego con otras que dentro del mismo género son más energéticas como «Lover of the Light» demostraron que ese tipo de música no se limita a un espectro ni mucho menos a la monotonía.

Uno de sus éxitos más recientes fue recibido por todos los presentes con alegría: «Belive», gran tema que confirma que muchas veces el cambio es para mejor. Llegando al final tocaron un cover de «You Really Got Me» junto a Miguel, un músico que hasta este momento me encantaría saber quién es y por qué tocó con ellos, pero que bah, lo curioso que notamos con Campitos es que antes de su último disco probablemente nunca me habría imaginado a Mumford interpretando una canción de rock de forma tan potente.

Casi al final llegó su indiscutible mayor éxito: «I Will Wait», antes de esto nosotros decidimos ir por un poco de agua y cuando escuchamos los primeros acordes, corrimos a acercarnos al escenario para en estos últimos momentos disfrutar de tremenda canción. Terminaron su presentación con «The Wolf», canción de su último disco, lo cual nos hizo creer que harían un encore y tocarían «Babel», pero esto no sucedió, en cualquier caso, mientras sonaba este último tema nos fuimos moviendo al Escenario 2, porque por la chucha, se venía Florence + The Machine.

Creo que ya expresé que musicalmente Mumford & Sons son un gran grupo, no sé si el publico habrá estado tan animado como creí verlo, pero en fin, si bien todavía pongo en duda la madera de Headliners de los norteamericanos sobre otros artistas, por lo menos dieron el ancho a dicho título.

Florence + The Machine

(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)
(Foto: Cristóbal Sepúlveda Cobo)

A las 22:00 fue el inicio de fin, la última presentación de esta edición del festival y quedaba en manos de la gran Florence y su máquina, este show estaba dentro de mis más esperados, no solo porque fuera el cabeza de cartel, sino que porque el grupo en tan solo tres trabajos ha denotado una calidad interpretativa y de composición excelente, una banda que estaba para ser grande.

Partieron con «What the Water Gave Me» y entre arreglos de cuerda y la bellísima voz de Florence Welch sentimos que se venía una gran hora y media, desde el primer momento pude caer en que la capacidad vocal de la artista era incluso mejor en vivo, al punto que hasta cuando alzaba la voz y gritaba: «you couldn’t have it any other way» se sentía treméndamente afinada.

Siguió con mi favorita de su último disco: «Ship to Wreck», para cual intepretación la artista dio muestra de un gran desplante escénico, no quedándose nunca quieta y repartiendo su energía al público para que siguieran con ella. Al empezar a cantar los primeros versos de «Shake It Out», uno de sus éxitos, todos a mi alrededor trataron de cantar y seguir la voz de la inglesa, la gente no puede seguir las notas tan altas, pero en intentar no se pierde nada.

Mientras «Bird Song Intro» sonaba, Florence le pidió a los espectadores «queremos ver tanta gente sobre hombros como sea posible» lo que prosiguió a que el público siguiera las ordenes de la vocalista, para que cuando interpretara «Rabbit Heart (Raise It Up)» una gran cantidad de gente se encontrara sentada en los hombros de alguien más, fue un espectáculo que hasta este momento no sé si fue hermoso u horrible, lo único de lo que estoy seguro es que no vi ni mierda luego de eso, Florence había creado un monstruo, en cualquier caso, un gesto bastante original de su parte; lo chistoso es que veía tan poco que ni me di cuenta cuando ella apareció al lado de la pasarela a meros metros de donde me encontraba, lamentablemente mucha gente se percató antes que yo y para cuando me había girado, ya había un tumulto rodeándola.

Luego se hizo notar una versión más calmada de «Sweet Nothing» de Calvin Harris (en la que ella canta), donde la voz de la inglesa brilló junto con el arreglo en guitarra de Rusty Bradshaw, guitarrista de la banda.

Algo en que pocas veces se cae es que Florence + The Machine es una banda, y los músicos que la componen son excelentes intérpretes, especial mención le doy Tom Monger que estaba en el arpa y los teclados y que le da el toque de pop más tradicional a la canciones del grupo.

Entre canciones «carisma» es la palabra más adecuada para describir como se expresaba la vocalista, su forma de explayarse de manera tan educada, el como describía sus sentimientos sobre las canciones que estaba apunto de tocar (lo cual generalmente acompañaba con sus manos) y por supuesto, su acento inglés, la acercaban directamente al público, en más de una ocasión escuché gente cerca mío soltar un «awww».

Siguieron temas de su último disco, «How Big, How Blue, How Beautiful» y «Queen of Peace», dedicándole la primera canción a los presentes lo cual obviamente fue recibido con emoción. Debo destacar lo tierno que era cada vez que decía «thank you» al terminar cada canción. Llegamos a «No Light, No Light» y «Spectrum», este último me estremeció porque de verdad que la calidad en la voz de Florence es algo espectacular, he visto muchísimas bandas y artistas en vivo, pero a esta altura puedo decir sin pelos en la lengua que Florence Welch ha sido la mejor vocalista en vivo que he escuchado alguna vez.

Después de interpretar un cover conocido: «You’ve Got the Love» de Candi Staton, la inglesa dijo «queremos darles algo especial a todos ustedes» y procedió a interpretar un cover de «All You Need Is Love» de The Beatles que tuvo a todos los presenten coreando junto a Florence, un gran momento. Finalmente terminó con su, indudablemente, canción más conocida «Dog Days Are Over», entre una gigante voz al unísono, que me recordó a lo ocurrido con «Wonderwall» unas horas antes, y los aplausos que seguían el ritmo del tema, Florence invitó a los presentes a abrazarnos entre nosotros y a decirnos que nos amamos, gran pasión de una artista que durante toda la presentación no dio ningún signo de debilitamiento.

Terminado el tema, la banda desapareció del escenario, ahí fue cuando mucha gente, probablemente motivada por la idea que de no hacerlo se encontrarían con la cagaíta en el metro, procedió a retirarse del recinto, como yo no había esperado tanto para irme antes, me quedé al encore.

Al cabo de unos minutos la agrupación volvió a presentarse en el escenario, e interpretaron «What Kind of Man», un tema con gran potencia desprendido de su último disco, para finalizar con una de mis favoritas: «Drumming Song», a estas altura es poco lo que puedo agregar que no haya dicho, solamente acotar que cerró con broche de oro y se fue como una de las estrellas más brillantes que ha pisado la jornada.

En retrospectiva, en una hora y media, Florence dio un espectáculo musicalmente excelente, de gran desplante escénico y capaz de infundir energía y pasión en su público, probablemente a lo que la mayoría de las bandas y artistas deberían aspirar en vivo. En general esto es algo que nunca suelo decir, pero me hubieran gustado más canciones de último disco, además de un par de clásicos como «Cosmic Love» y «Breaking Down», pero esperemos que este debut sea solo el inicio, al igual que el de muchas otras bandas que han pisado suelo chileno por primera vez, definitivamente estaré esperando la próxima presentación del grupo acá.

Análisis Final

En fin, me explayé mucho con esta segunda parte, porque sentí que era la que más se merecía un análisis minucioso. Eso fue la edición 2016 del Lollapalooza, la vuelta a mi casa fue más o menos igual que el día anterior, con mucha gente en el metro y constantes ganas de llegar a un lugar donde sentarme y descansar, pero cada unidad de energía usada había sido bien empleada.

Lo que lamenté fue no haber visto a Die Antwoord, pues no dudo que su espectáculo fue alucinante, pero no me arrepiento de la decisión que tomé, pues no creo que haya podido ser mejor que lo que presencié con Florence. Al igual que a Ghost y Candlebox que también me habría agradado verlos.

En esta jornada no tengo casi nada malo que acotar, ciertas decisiones de horario pudieron ser mejores, pero no se puede contentar a todo el mundo, como dije en la nota anterior, este día estaba hecho para mí, y acá brilló la música indie y el rock alternativo. Creo que intentar resumir el día es inútil porque todo lo que sentí ya lo dije y ustedes ya lo leyeron, las críticas más importantes que le hago al festival son por temas de organización: la comida cara, la accidentada entrada al recinto, los sonidistas de algunas presentaciones, el gran espacio que ocupaba la zona VIP, etc…

Se habla mucho de que el público del festival va más por el estatus de este que por la música, y en muchos sentidos tienen razón, se nota cuando la gente va por curiosear y no cacha las canciones, especialmente con los solistas, pero en general me llevé gratas sorpresas con ciertos shows que pensé que estaría con gente que no conociera mucho a la banda en cuestión, y en su lugar me topé con personas fanáticas y con total disposición a cantar cada tema.

Para ediciones futuras deberían volver a lo que hacían los primeros años con la venta de entradas, hacer una venta en verde antes de dar la parrilla, para aquellos como yo que confían en que el festival va a dar el ancho, y empezar a vender cuando ya hayan dado los nombres, porque de esa forma se asegura un publico que quiera de verdad ver los grupos y no solo gente que quiere ir porque «es bacán ir al Lollapalooza».

Cómo sea, esta jornada apostó mucho más por grupos nuevos, por eso las constantes críticas, mucha gente no conoce sobre las bandas que ahora están haciendo buena música, la mayoría de las agrupaciones en la parrilla no tenían más de 10 años, o siquiera más de tres discos, pero eso no los hace malos, son la nueva generación de músicos que están haciendo excelentes trabajos. Con Campitos llegamos a la conclusión que en muchos años más se verá el Line Up de esta edición y se le tomarán al peso que corresponde, a estas bandas les falta consolidarse, pero muchas de ellas están destinadas a la grandeza, si es que ya no la tienen.

En fin, soy un gran fanático de los festivales, no solo del Lollapalooza, creo que cada año en Chile la están llevando más y eso es excelente porque acerca a grupos que nunca antes habían venido a querer hacerlo después, poco a poco nuestro país es más una parada obvia para las bandas internacionales, y eso es maravilloso, ojalá las críticas que reciben estos no les entren por un oído y les salgan por el otro.

Mención especial al trabajo de los chilenos en esta jornada que no tuvieron nada que envidiarles a los extranjeros, abajo el chaqueteo, arriba la música nacional.

Con estas palabras me despido, hace un rato salió el Line Up del Lollapalooza 2016 en Chicago, y antes de irme quiero dar mi predicción para el Lollapalooza 2017: RADIOHEAD. En un par de meses recuerden mis palabras.

Espero les haya gustado seguirme en el viaje que tuve en esta jornada del festival, y ojalá haberlos motivado a escuchar un poco de estas bandas, porque actualmente se está haciendo muy buen material y no deben privarse de él solo por tener ese extraño prejuicio de que la música contemporánea va de mal en peor.

Me despido, pero no sin antes decirles: ¡Larga vida a la música indie!

Cristóbal Sepúlveda Cobo

Reseñador de música, cine y televisión y pseudo-crítico, hipster de día, esnob de noche.

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