Review: Red Hot Chili Peppers – The Getaway
Artista: Red Hot Chili Peppers
Álbum: «The Getaway»
Lanzamiento: 17 de Junio de 2016
País: EEUU
Duración: 53 minutos
Discográfica: Atlantic
Género: Rock alternativo, Funk Rock
Los tiempos modernos no han sido los mejores compañeros para los Chili Peppers. Desde la salida del guitarrista insigne John Frusciante, la publicación de un no tan bien recibido «I’m With You» por allá por el 2011, la crítica de los fans de que cada día suenan peor en vivo, parecía que lo mejor para el grupo habría sido solo separarse y no seguir hundiéndose más. Sin embargo, después de 5 años de nada de material nuevo, llegaron con su undécimo disco: «The Getaway», el segundo con el guitarrista Josh Klinghoffer, y también su segunda publicación en poco más de 10 años.
Abriendo el disco con «The Getaway», este parte con un suave punteo de guitarra y ritmo de batería, el bajo y la voz luego se incorporan para sin alterarse demasiado dar entrada al álbum, la canción busca un ritmo relajante y toma una influencia más indie.
Luego sigue el primer sencillo del álbum: «Dark Necessities», el cual apuesta por ser un hit con un bajo hipnotizante de la mano de Flea, además de una progresión de piano que aporta a la atmósfera pop-funky, un tema que de por sí tiene todos los ingredientes para entrar a la lista de clásicos del grupo, y que quizás con un poco más de tiempo lo logre.
Hay una notoria influencia del clásico Funk Rock que hizo famoso al grupo, sin llegar a ritmos muy acelerados, hay un juego entre el bajo y la guitarra que nos recuerda a esos tiempos en que los Chili Peppers estaban en lo más alto de sus habilidades. En «We Turn Red» hay más de los Red Hot de inicios de los 90, mezclando el funky con una atmósfera relajada y más alternativa, un híbrido ya a estas alturas dominado por la banda.
Más adelante, «The Longest Wave» y «Goodbye Angels» abogando solo por un sonido más alternativo, recuerdan a contemporáneos, pero al mismo tiempo no pierden identidad, siendo el primero un tema más relajado que el segundo mencionado, que parte tranquilamente y progresa hasta un coro potente, dando pese a que el tema tenga gran potencial en vivo, casi terminando la canción el bajo y la guitarra se unen y dan uno de los mejores momentos instrumentales del álbum.
Volviendo a un estilo funky llega «Sick Love», que no es una gran apuesta, pero es un tema muy entretenido de escuchar pues su columna es una guitarra limpia que recuerda a los momentos más altos de la carrera del grupo, el ritmo es pegajoso y su coro es, valga la redundancia, bastante coreable, hace incluso homenaje a otros tiempos. Siguiendo ese mismo rasgo, parte «Go Robot» con una línea de bajo que podría ser de las más características del grupo, el uso de efectos de guitarra dan un toque especial y la canción hace que lleguen a dar ganas de bailar.
El álbum carece un poco de variedad, pero no por eso de creatividad, en su estilo cada canción encuentra su propio sonido, y su manera de destacar individualmente, ya sea por un inteligente arreglo instrumental, o por un ritmo pegajoso que hace que queden en tu cabeza y te obliguen a escucharlos de nuevo.
En «Feasting on the Flowers» y «Detroit» nos topamos con temas guiados por potentes riffs de guitarra, una forma de Klinghoffer de intentar taparle las bocas a aquellos que creen que no está a la altura de Frusciante, y en muchos casos lográndolo. Si bien no son obras prodigiosas, son exactamente lo que las canciones necesitan, y eso es lo que hace un gran músico, dar lo que se necesita.
Una de las cosas que me alegran es no ver a Anthony Kiedes, vocalista de la banda, intentando cantar mejor de lo que puede, su voz está inndudablemente desgastada, y en estos casos, es mejor limitarse a lo que se puede, a intentar sobrepasarse y caer en el ridículo,
El disco se agota un poco llegando al final, en donde nos encontramos con quizás las canciones menos memorables a estas alturas, en «This Ticonderoga» hay un intento de rock algo más pesado, pero nada demasiado remarcable a decir verdad. «Encore» podría llamar más la atención de aquellos que quieran darle su tiempo, pues escuchamos en él una canción que apuesta por algo más tierno con influencias más independientes.
En «The Hunter» nos encontramos al piano de Elton John que hace una colaboración para este trabajo. El momento pudo ser más memorable, pero no por eso es menos llamativo, la intención de una balada está bastante bien lograda, y a medida que avanza cobra más fuerza.
Terminando con la canción más larga del disco llega «Dreams of a Samurai», que inicia con un piano, para luego ser liderado por el bajo de Flea y un ritmo en 5/4 de la mano de Chad Smith, saliéndose de lo habitual, luego en el coro nos encontramos con la potencia de la guitarra y una voz algo más elevada de Kiedes, siendo el tema más artístico del álbum, cierra a este con broche de oro.
La producción musical está muy bien lograda, pues siendo tres los instrumentos principales, además de un piano ocasionalmente, cada uno tiene su propio lugar en este trabajo, sin opacar además a la voz, y a los característicos falsettes que toman su lugar como segundas voces.
El trabajo no es una obra maestra, pero es definitivamente lo que el grupo necesitaba en este momento. Es un balde de agua fresca que nos recuerda que aún los Chili Peppers tienen el don de hacer gran música y de mantener vivo lo que los hizo grandes alguna vez. Si se separaran mañana, se habrían ido en lo alto, pero si no, entonces este disco realmente me deja curioso de saber con qué nos vendrán la próxima vez.
Especial Atención A: «The Getaway», «Dark Necessities», «Goodbye Angels», «Sick Love».
Nota: 7.5/10
Tracklist:
- The Getaway – 4:10
- Dark Necessities – 5:02
- We Turn Red – 3:20
- The Longest Wave – 3:32
- Goodbye Angels – 4:29
- Sick Love – 3:41
- Go Robot – 4:24
- Feasting on the Flowers – 3:23
- Detroit – 3:47
- This Ticonderoga – 3:35
- Encore – 4:15
- The Hunter – 4:00
- Dreams of a Samurai – 6:09