Review: ¡madre! «Una vez entre en ti no te dejará»

Título Original: «mother!»

Duración:

Estreno en Chile: 21 de Septiembre del 2017

Director: Darren Aronofksy

Reparto: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer.

Productora: Paramount Pictures

Género: Drama, Suspenso, Horror.

Clasificación: 14

Nota: Las reviews de cine NO CONTIENEN SPOILERS.

Darren Aronofsky es un director con una mirada agitada que con el paso de los años ha logrado dejar una marca en la visión del público que observa su cine. Con obras tan chocantes como «Requiem por un Sueño» en sus manos, el estadounidense se ha visto variadas veces en controversia por el contenido de sus filmes, siendo en 2014 muy criticado por su versión de «Noé», al ser alejada de la obra bíblica original, y con toques de autor agregados que a muchos puristas de la historia dejó más que enrabiados. Ahora con «¡madre!» Aronofsky vuelve a estar en la palestra de la disputa dado lo fuerte y enrevesado de su argumento y conclusión.

Una pareja conformada por una joven (Jenifer Lawrence) y un autor (Javier Bardem) viven en una casa en donde ella intenta reconstruirla mientras que él se encarga de escribir su próxima publicación, momento en el que su vida empezará a dar un giro caótico con la llegada de dos invitados inesperados (Ed HarrisMichelle Pfeiffer).

Me es complicado intentar explicar de qué es lo que trata esta cinta, por lo que a la hora de hacer el resumen solo puedo dar detalles completamente vagos. Esta no es la clase de producción que sigue un argumento lineal en que todo lo que se presenta en pantalla debe ser tomado de forma literal, sino que es más bien una alegoría. El filme parte de forma estándar presentando a los personajes y una situación que bien podría ocurrir en un contexto real, pero cuando la trama empieza a avanzar las situaciones se vuelven cada vez más imposibles resultando en una expresión que solo puede tomarse de forma metafórica.

Muchas veces se abusa injustificadamente del razonamiento de que «esta película no es para todos» o que «si no te gustó es porque no la entendiste«. No obstante, en «¡madre!» llega un punto en que la trama se vuelve un disparate tan grande para el espectador casual, que resulta absolutamente necesario cranear la historia más allá de lo presentado para tener un disfrute completo de la cinta. Si intenta verse desde una vereda literal lo único que se terminará teniendo son frustraciones.

Aronofsky ha confeccionado una cinta que es rica en interpretación con detalles presentes paulatinamente que permiten descifrar qué es lo que está ocurriendo, y que una vez se hace una idea, se va fortaleciendo con las pistas que el director va dejando. Ningún personaje tiene nombre y esto tiene motivo en no querer presentar a los protagonistas como personas, sino que como metáforas. Lawrence y Bardem son genios en su pedestal, siendo completamente creíbles aún cuando la escena requiere una sobre-actuación. Se utilizan bien los peores lados de los actores para dar en reacciones exageradas o poco convincentes para el contexto, que en lugar de restar, añaden a la gran metáfora que el argumento quiere presentar.

Más o menos desde el segundo acto, «¡madre!» se convierte en una locura constante que no termina hasta que los créditos se despliegan frente a nuestros ojos. Allí es cuando esta convencional trama sobre dos personas que están lidiando con unos invitados inesperados pasa a ser una enajenación. El espectador se ve constantemente retado frente a lo que le es lógico y su uso de la razón se ve atacado en el mejor de los sentidos. Al punto que toda la segunda mitad de la película es una paulatina frustración enriquece completamente la tensión de la misma.

Esta no es una obra que sea disfrutable para nada, por el contrario, llegando al final nos vemos dolidos ante las barbaridades que la cinta comete, y en esa lógica el componente de terror sale a relucir en su máximo brillo. No sé si se puede clasificar técnicamente a la trama como algo de horror, pero los ingredientes están ahí definitivamente y en muchos sentidos se utiliza el shock como un arma para traumatizar al espectador.

La protagonista no tiene un arco tan grande, al punto de que podamos sentir que hubo una evolución orgánica de su personaje, mas a mí parecer esa es la idea de la misma. Ella no existe en esta historia para que la veamos como alguien real, su imagen simbólica es la que debe ser observada y es gracias a ella que podemos sentirnos junto a su personaje. Ya que haciendo el paralelismo correcto, no es ella la que queremos que triunfe sino que lo que representa.

A pesar de lo perturbado que me dejó la experiencia de ir al cine a ver «¡madre!» estoy completamente ansioso de verla de nuevo, ya que habiendo sacado y comparado teorías sobre qué es lo que ocurre realmente en esta tormenta, estoy deseoso de poder entender mejor todos esos detalles que antes había pasado por alto. Esta es la clase de filme que añora ser discutido, y dudo mucho que alguien no pueda hacerlo, ya que aún cuando la odies (que por su puesto, mucha gente lo hará), te entregará muchas imágenes que te tendrán pensando o hablando de ella, creo que es imposible que esta cinta no te produzca nada y es su punto más fuerte. Ha pasado una semana desde que me senté a verla y aún no puedo quitármela de la cabeza.

Sin entrar en detalles de la trama, hay mucho material religioso que se va acentuando conforme el argumento va transcurriendo. Aronofsky ya ha jugado con fuego en ese sentido, cambiando completamente la historia del Arca de Noé en su película pasada, pero acá el director empuja las creencias mucho más allá, haciendo varios comentarios sobre Dios y lo que representa. He leído muchos críticos decir que una película falla si es que tienes que llegar a leer sobre ella para entenderla, pero en este caso creo que el poder investigar sobre sus simbolismos no es un aspecto negativo sino que todo lo contrario.

Hay películas como «El Ciempiés Humano» que usan el shock como arma principal, pero según veo en este caso su uso no queda como una mera trampa. El elemento funciona porque se da en un ambiente bien construido, con una maravillosa fotografía y narración visual que hacen que esta cinta esté muy encima del filme de clase B perturbante promedio. Muchas imágenes se nos son mostradas al principio del filme sin un contexto que podamos entender, y es al final, cuando el narrador espera que uno haya atado los cabos correctamente, cuando todo lo que se vio hacia atrás empieza a tener sentido.

Mucha gente alrededor del mundo la ha odiado completamente, de hecho el sitio CinemaScore (que recopila la percepción del público frente a las películas) le dio la nota mínima, no obstante, creo que no deja de ser una película importante. Esta producción a diferencia de muchas de este tipo, no se hizo bajo un estudio independiente, por lo que en mi opinión es importante que le vaya bien en la taquilla para que los grandes de hollywood se sientan cómodos apoyando este tipo de cine libre y extraño. Aún cuando no te haya gustado, es importante que los realizadores independientes reciban mejor financiamiento y apoyo de los grandes estudios.

Esta es la clase de filme que está destinada a ser un clásico de culto. Realmente no tengo motivos para no calificar a esta cinta de perfecta, no obstante me abstendré de hacerlo ya que creo que necesito verla varias veces más y dejarla desarrollarse en mí para poder juzgarla como corresponde en su totalidad. Una vez «¡madre!» entre en ti no te dejará, y eso es lo hermoso del cine a mí parecer, que abra discusiones al respecto y permita a la gente expresar su opinión sobre lo que sea que fueron a ver. Recomiendo encarecidamente que vayan a verla al cine ya que incluso aunque la odien, será una experiencia que no querrán perderse.

Nota: 9/10, Una Maravilla.

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Cristóbal Sepúlveda Cobo

Reseñador de música, cine y televisión y pseudo-crítico, hipster de día, esnob de noche.

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