Review: Princesita. «Perdida en el camino»

Título Original: «Princesita»

Duración: 1 hora 1 minuto

Estreno en Chile: 19 de Octubre del 2017

Director: Marialy Rivas

Reparto: Sara Caballero, Marcelo Alonso, Nathalia Acevedo.

Productora: Fábula

Género: Drama.

Clasificación: 18

Nota: Las reviews de cine NO CONTIENEN SPOILERS.

Marialy Rivas es una directora chilena quien el año 2012 alcanzó alto reconocimiento con su primer largometraje «Joven y Alocada», que aunque divisor entre los espectadores, resultó bastante exitosa tanto dentro como fuera del país, dándole una mayor palestra a la cineasta de la que usualmente los realizadores independientes ostentan. Ahora de nuevo con la productora Fábula, que este año realizó la genial «Una Mujer Fantástica«, llega su nueva cinta: «Princesita», la cual según presume, busca contar un oscuro cuento de hadas.

Una niña de doce años llamada Tamara (Sara Caballero), vive en un culto el cual es rige bajo las creencias de su líder Miguel (Marcelo Alonso), quien ve a la joven como una «elegida» dado su pureza, por lo que desea que tenga a su sucesor. No obstante, a medida que Tamara empiece a conocer el mundo exterior, comenzará a ver a su líder espiritual como lo que en realidad es.

En temas de trama, acá hay una gran película, pues la historia surge como pertubadora y intrigante. El argumento genera una atmósfera inquietante que a medida que los personajes van obteniendo información se vuelve más y más tensa. Hay un fuerte énfasis en la vida de esta niña que hace aún más trágico todo el contexto en que ella se desenvuelve. El sentido atmosférico logra meterse dentro de tu piel y tenerte expectante sobre algunos sucesos que esperas que vayan a ocurrir. Ya en el desenlace el filme llega a su punto más alto, viendo a sus personajes como completamente vulnerables, dándose una escena bastante angustiante y frustrante en muchos sentidos, aunque igualmente catártica.

El mensaje central sobre dominación masculina se vuelve el punto más atrayente del argumento, abordándose desde diversas artistas, desde la manipulación psicológica hasta el control sexual. El como el líder espiritual maneja a las personas que lo rodean, hace al villano un personaje tanto detestable como real, el tipo de personas que podrían existir en el mundo real. Marcelo Alonso da la mejor interpretación del filme, volviéndose repulsivo en su incómoda carisma.

La narración visual se ve enriquecida por la preciosa fotografía. Sergio Armstrong hace un trabajo maravilloso creando imágenes brillantes y coloridas al rededor del ordinario mundo en que estos personajes habitan. A momentos se opta por una paleta sucia la cual va a la par del tono oscuro que el filme va tomando, dando un contraste de los colores fluorescentes al inquietante sentido de la película. El uso de la cámara desenfocada en ciertos segmentos ayuda a retratar lo desequilibrado que es el mundo en que estas personas habitan.

Lamentablemente a pesar de estos puntos, mucho en «Princesita» queda en la transición. La película posee un tono sumamente lento, siendo pesada de llevar para lo poco que a momentos ocurre en pantalla. Considerando que la película no dura más de 80 minutos, el ritmo se ve afectado por secuencias notoriamente alargadas. Son varios los momentos en que la cinta diera la sensación de estarse estirando para llegar a una duración necesaria, y esto no paga en el producto final ya que no fueron pocas las instancias en que la narración se tornó aburrida. Si este filme hubiera sido un corto de media hora probablemente hubiera quedado mucho mejor logrado.

A pesar de lo angustiante que resulta la historia, hay un paso enrevesado de la idea al papel y del papel a la pantalla. Muchas veces los personajes aparecen como extraños y débiles, perdiéndose entre diálogos excéntricos. La protagonista principal se vuelve simpática dada la naturaleza de su desarrollo, pero es poco lo que la misma historia aporta para lograr que nos interesemos en el trasfondo de todo lo que ocurre en el filme. Considerando que el concepto en sí no es nuevo para nada, me vi mucho tiempo esperando ver algo que la lograra diferenciar la cinta del arquetipo artístico al que este tipo de producción tienden apuntar, pero fue muy poco lo que sorprendió y francamente me vi bien decepcionado por la calidad del filme.

Hay instantes el que la película cae como pretenciosa, valiéndose más por la forma que por el contenido. En general no considero este aspecto como malo por sí mismo, cuando la superficie es lo suficientemente interesante, la poca profundización del argumento puede pasar a segundo plano. No obstante, en «Princesita», no logré conectar con las imágenes lo apto para verme maravillado en un plano mayor.

Por otra parte la película esta rodeada de narración por parte de la protagonista principal, entorpeciendo la trama más de lo que la ayuda. Entiendo a dónde va su uso y cual es su propósito en el argumento, pero su intención expositiva desmorona el uso de narración visual, y termina sobre-explicando muchos aspectos del filme que no necesitaban tantas vueltas. Varias veces la protagonista escupirá a la pantalla sensaciones que perfectamente pudieron explicarse a través de imágenes.

Los filmes de esta naturaleza se nutren por el valor interpretativo que los rodea, no apuntando por entretener sino que más bien por entregar un mensaje que requiera prestar atención en los elementos más diminutos presentes en la trama. No obstante, el mayor problema que «Princesita» presenta es que una vez terminada la cinta, no me siento con ganas de volver a vivirla para así poder obtener una nueva visión de ella.

Al final del día, no diría que no vayan a ver «Princesita», especialmente porque considero que posee un concepto interesante, y que dentro de todo es un ejercicio interpretativo que es necesario experimentar por uno mismo. Lamentablemente, no alcanza los puntos que se propone y queda perdida en el camino, como no sabiendo a ciencia cierta que tipo de película desea ser. Un trabajo que bien pudo haberse acortado en pos de entregar un producto mejor y más atrayente.

Nota: 5/10, Ni Bien Ni Mal.

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Cristóbal Sepúlveda Cobo

Reseñador de música, cine y televisión y pseudo-crítico, hipster de día, esnob de noche.

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