Review: Baby: El Aprendiz del Crimen. «Con el acelerador a fondo»

Título Original: «Baby Driver»

Duración: 1 hora 52 minutos

Estreno en Chile: 10 de Agosto del 2017

Director: Edgar Wright

Reparto: Ansel Elgort, Kevin Spacey, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Eiza González, Jon Bernthal, CJ Jones.

Productora: Sony Pictures.

Género: Acción, Comedia.

Clasificación: 14+

Nota: Las reviews de cine NO CONTIENEN SPOILERS.

Muchos directores se identifican por tener marcas en su cine, pero pocos llegan a ser tan reconocibles y disfrutables como lo es Edgar Wright. Con una filmografía enfocada en la comedia, el sello que deja la edición de sus películas; por un lado es uno de los puntos principales del porqué su forma de hacer humor es tan efectiva, y por otro, resulta en la manufactura de un cine bastante identificable. Así es como posterior al cierre de su «Cornetto Trilogy» que terminó en 2013 con «The World’s End», llegó a las salas de cine su última película: «Baby Driver» (conocida acá por el ridículo nombre de «Baby: El Aprendiz del Crimen»).

Baby (Ansel Elgort) es un conductor muy efectivo en su trabajo quien posee un problema al oído que le hace escuchar un zumbido constantemente, el cual ahoga con música. Doc (Kevin Spacey) es un criminal que gusta de robar bancos, por lo que Baby lo ayuda ya que este tiene que saldar una cuenta con el mafioso. No obstante, el joven solo quiere salir de este mundo, y una vez conozca a Debora (Lily James) sentirá una verdadera motivación por alejarse del crimen, lo cual no será nada de fácil.

Muchas cintas usan la música como un medio de transporte, ya que el uso de canciones populares permite a la gente identificarse con ciertas escenas y hasta volverlas más emocionantes si es que involucran acción. Allí es donde Edgar Wright pone una de las insignias más notables de «Baby Driver», ya que con una banda sonora potente hace que este filme sea un viaje desde que parte hasta que termina. La he estado escuchando todo el fin de semana porque en serio que es espectacular.

La música resulta una pieza tan fundamental de la historia, que es hasta imposible imaginarse el filme sin ella. Su introducción en la vida de Baby hace más importante su aparición, ya que gran parte de las canciones que suenan son piezas que el joven está escuchando en su iPod. Esto da paso a algunos momentos hilarantes y también ayuda a profundizar en el protagonista, ya que los temas son parte importante de los atracos o situaciones en las que se ve involucrado.

El montaje es brillante. Por un lado la edición de sonido es esencial en el desarrollo de algunas de las secuencias más emocionantes del filme, en que la correcta sincronización entre la música y aquello que está ocurriendo en pantalla nos adentra más en esta historia, entregando momentos cómicos en el proceso.

Edgar Wright tiene una excitante visión de la comedia visual, en que la mayoría de los chistes se nos entregan mediante una buena puesta en escena. Admiro bastante el que Wright pueda hacer comedia de las cosas más insignificantes, como acercamientos o efectos de sonido. Esto es algo que el director ya había mostrado en sus filmes previos, pero acá con el uso de una más sólida acción, y un mayor presupuesto, se da el lujo de extender mucho sus capacidades respecto a qué puede hacer.

De igual forma, las secuencias de acción son despampanantes. La mayoría de las persecuciones en auto fueron hechas en vida real (sin uso de CGI) y no tienen ni una pizca de agotamiento, desde que empieza a sonar la canción, hasta que los personajes llegan a su destino, estás en el borde del asiento aguantando la respiración. El tercer acto es una obra maestra en sí mismo, desde que empieza el atraco a la oficina postal hasta que el filme termina, no hay un momento débil. Por el amor de todo lo bueno, el uso de «Hocus Pocus» en esa secuencia da en uno de los mejores momentos del año.

La historia no es una apología a la originalidad, pero para lo que el filme hace es justa y necesaria. Todo vacío respecto al que algunas cosas se resuelvan o planteen de forma poca original es llenado con la puesta en escena de las secuencias, en que no tienes momento para pensar si lo que ves en pantalla es algo novedoso, ya que el montaje te está parando los pelos de punta.

El protagonista no habla mucho, pero Ansel Elgort hace un maravilloso trabajo haciendo realistas sus motivaciones. Aprendemos mucho acerca de Baby, su pasado, presente y aquello que desea hacer de su vida, y todo se relaciona al ver que es consecuente con su pensar por la forma en que actúa. Con  un personaje que no se expresa demasiado con palabras, Elgort nos da potentes razones para sentirnos junto al protagonista. Asimismo, el lazo que se muestra con su padrasto Joseph, interpretado por C.J Jones, es tierno y emotivo, de las cosas más lindas de la película.

El elenco en sí hace un buen trabajo. Kevin Spacey siendo el «malo» de la película es tan bueno como siempre lo ha sido, y si bien su personaje no recibe tanta motivación, creo que por el rumbo que el filme toma, da en un desarrollo y conclusión correcta. Lilly James tiene una genial química con nuestro héroe y a pesar de que no se nos da mucho del porqué preocuparnos de su relación con Baby, es por sus interpretaciones que apoyamos el que ellos de alguna forma logren estar juntos.

Jamie Foxx es muy cómico en su papel de gangser malote, y en su lucha de ideas con practicamente todo el resto de los personajes de esta película, hay una química incómoda que se presta para muchos momentos entretenidos. Aunque este filme es principalmente una comedia, la tensión que se produce entre ciertas personas hace que más de un momento resulte preocupante. A pesar de lo cálida que es la película, llegamos a temer por la vida del protagonista.

Si se dan cuenta, he nombrado varios puntos flojos en «Baby Driver», sin embargo, este es de los extraños casos en que no siento que aquello débil del filme me haga amarlo menos, ya que es compensado con una película que es emocionante desde que empieza hasta que termina, y aunque el guión flaquea a ratos, no puedo no ver esta obra como una completa perfección.

Hay tantas escenas espectaculares en esta película, que me es difícil nombrarlas. El filme hace todo lo que una película de este tipo debería hacer. Trasciende muchas fronteras respecto a como manejar la acción y la comedia, y no se vuelve una parodia de sí misma, es la clase de obras que uno analiza solo por la forma en que están confeccionadas. Está tan bien lograda que me cuesta pensar en ella solo como una pieza de «entretención».

Cuando una cinta termina y tu sientes que puedes botar todo el aire que llevas dentro y en tu cabeza solo entra la idea de verla inmediatamente de nuevo para ver si agarras más cosas que antes, entonces el trabajo fue hecho a la perfección. Esta película llegó con el acelerador a fondo, lista para posicionarse como una de las mejores obras del año, y no es más que otra prueba de que Edgar Wright tiene el mundo a sus pies. Es mi cinta favorita en lo que va del año, y no puedo dejar de recomendar que vayan ahora mismo a verla, antes de que se vaya por la carretera.

Nota: 10/10, Sello de Perfección.

¿Cuál es la mejor comedia de acción que han visto?

Cristóbal Sepúlveda Cobo

Reseñador de música, cine y televisión y pseudo-crítico, hipster de día, esnob de noche.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *